Por suerte, Starship vive en un centro de cuidado de perros, en el que le prepararon una silla de bebé en la que se pone cuando va a comer sin ningún problema y se espera allí un tiempo después.
Se trata de un gran ejemplo de adaptación, ya que si noo hubiese aprendido a comer de esta forma seguramente la pobre perrita habría muerto debido a que no digería los alimentos correctamente.
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