Tras darse cuenta el
señor que mientras hacia sus necesidades en mitad del campo, el burro que lo miraba
no era en actitud amistosa, sino más bien cariñosa, o mejor dicho, con
actitudes más propias de un violador de taberna que de un animalito tan simpático.
EL señor, tras percatarse… se pone a chillar: “¡SOCORRO! ¡VETE BURRO! ¡COÑO!
¡ALEJATE! ¡NO TENGO COMIDA! ¡AUXILIO!
El señor no recibió ayuda
de nadie, y su pánico se acentuó cuando vio como el miembro del burro se asomaba
alegre por sus partes bajas cogiendo dimensiones propias de la de los caballos.
Mientras el señor trataba de apartarse más y más del miembro del burro, este se
acercaba más y más al culo del señor que se encontraba al aire libre a causa de
no poder subirse los pantalones por las repetidas envestidas del burro. Finalmente, el burro acabo violando el señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario